viernes, noviembre 20, 2009

otros

Tengo miedo de mirar tu cara a oscuras, cuando la noche nos pilla sin mecheros, sin moviles, sin velas.
Tengo miedo de mirar tu rostro bajo una luz tenue, que genera sombras, que altera los sentidos, una luz calida, sueve, tengo miedo.
Tengo miedo de mirar tus rasgos a través de un espejo, un reflejo, de una ventana, de un cd.
Tengo miedo porque tu carne, que siempre fue tuya, se transforma en otros, tus ojos, a veces de un obrero cansado, a veces de pescador en un puerto olvidado, del joven astronauta de las vegas, de un boxeador obligado.
Tu boca cambia a cada movimiento, y mientras dejas salir arrebatadores sonidos asperos y aletargados, no se si estoy entripada o simplemente atrapada, pero mil hombres distintos se funden en tu boca, y me siento enloquecida y casi frenética por no perder la pista de ni uno, por no dejar pasar a ese niño atolondrado feliz a caballo, ni ese seco joven mirando al cerro, no quiero perder al arquitecto de melodías, ni al mecanico de sueños rotos, no quiero perder a ese que me cuenta un millar de fantasías.
Y tus manos, aquellas que hace segundo rozaron mi columna, en la oscuridad de la noche se vuelven furibundas, aspas de seda que quieren abarcar lo desconocido, que quieren transportar todo a su paso, que quieren salirse del cuerpo, despegarse, vagar libres contando historias...
Y se enciende una luz, un mechero, un movil, y ahí estás tu... ahí estás tú, como siempre, como casi siempre

martes, septiembre 15, 2009

Mi mente flota, mi mente divaga, mi mente cuestiona mil historias. Mi mente se pierde, mi mente vaga, buscando respuesta a mil jornadas.
Estancada en el camino, los pies fangosos, las manos mojadas, mi pelo callendo enalquitrado sobre mis mejillas, los ojos a medio abrir entre el humo y su espesura. Los pies cansados, los pies rendidos, los pies arañados, los pies hundidos.
Mi boca repleta de arena amarga, busca probar nuevos sabores, y en ese viaje desesperado, en vez de frutos, hiel a bocados.
Mis manos secas de rascar paredes, a veces sienten sedas vivientes, valles de poros, aguas de sal, montes calientes, pendientes suicidas.

jueves, septiembre 03, 2009

Instante

Amo el azar de la vida... esa red impetuosa, que te hace recorrer mil caminos, pasar por mil puntos, encontrarte con mil gentes, pero a veces cruzarte solo con uno mas... y que instante.

Amo la simplicidad de los acontecimientos, las miradas fugaces, las palabras sin sentido, los manoseos a oscuras, los susurros en tinieblas, la humedad de tu espalda, la galaxia de lunares, los constantes jadeos, tu mano en mi pelo, el vaiven de los cuerpos, la fuerza infinita, la rapidez in crescendo, la viscocidad en mi vientre, el fin y el principio.

Amo el silencio que sigue, la respiración buscando su centro, el humo que vaga en la espesura, las sonrisas ciegas, las contracciones involuntarias de un cuerpo que sigue vivo... esperando... esperando...